Al sur de León, muy cerca del Camino de Santiago y en plena Vía de la Plata (de la que conserva vestigios entre las desgastadas piedras de sus recónditos caminos), el pueblo de Santa Colomba de la Vega, custodia una Joya centenaria, una Iglesia que, imponente y misteriosa, eleva su ancestral figura sobre campos y casas. Vigilante guardián de sus gentes, esconde bajo su techo un artesonado único en el mundo, Monumento Nacional, firmamento estrellado que asombra y deslumbra a los que hacia él alzan la vista.
Excluido de toda guía turística, no se sabe por qué extraño motivo, Santa Colomba de la Vega y su magnífico Templo, permanecen ocultos en el silencio de un pueblo aferrado al recuerdo de antiguas batallas, de fuentes moras perdidas, de las derruidas almenas de abandonados castillos. Como en un oscuro secreto de familia, resisten ecos de Monjes Guerreros, de historias sobre siniestros mástiles de horcas emplazadas en los cruces de caminos. Fábulas sobre tesoros robados y esplendores perdidos.
La nostalgia de un pueblo que un día fue Villa, Libre, Realengo y Soberano.
Antiguas historias convertidas, con el devenir de los tiempos, en hermosas leyendas condenadas al olvido.